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Virgen de San Juan de los Lagos o Cihualpilli

Es una pequeña y venerada imagen de la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción, que se encuentra en el santuario situado en la cabecera del municipio de San Juan de los Lagos, en el estado de Jalisco, México. Esta tradición sagrada cuenta con más de 390 años de historia. La imagen es visitada por millones de peregrinos cada año, provenientes de todos los rincones de México, así como de partes de los Estados Unidos, América Latina y diversos lugares de Europa.

Historia

La historia de la Virgen de San Juan de los Lagos se remonta al año 1530, cuando fray Antonio de Segovia, el primer evangelizador de la región, dejó una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción de María. Esta imagen fue realizada con caña de maíz, cuidadosamente elaborada por manos artesanales de indígenas del estado de Michoacán. No fue hasta el año 1623 que la fama de la Virgen comenzó a trascender, gracias a una serie de milagros atribuidos a su intercesión.

El Primer Milagro

Pintura que refleja el primer milagro de la Virgen de San Juan a Ana Lucia en 1623

Según la historia basada en testigos oculares, en el año 1623, una familia de cirqueros que viajaba hacia la ciudad de Guadalajara llegó a descansar en el pueblo de San Juan Mezquititlán (hoy San Juan de los Lagos). Entre sus espectáculos se encontraba una niña que realizaba saltos en un trapecio sobre una cama de dagas. Durante uno de sus actos, la niña perdió el equilibrio y cayó sobre las dagas, causándole la muerte instantánea.

Antes del entierro, una indígena llamada Ana Lucía, esposa de Pedro Andrés y encargada del cuidado de la pequeña capilla, conmovida por el dolor de los padres, pidió llevar una pequeña imagen que ella llamaba 'La Cihualpilli', que significa 'La Gran Señora'. Ella creía en el poder milagroso de esta imagen, pues había notado que a veces cambiaba misteriosamente de lugar, moviéndose de la sacristía al altar en varias ocasiones durante la noche. Con gran fe, colocó la imagen sobre el pecho de la niña, y según los relatos, la niña milagrosamente volvió a la vida.

En agradecimiento, el dueño de la imagen la llevó a Guadalajara para que fuera restaurada. Al intentar pagar por los trabajos de reparación, descubrió que los responsables habían desaparecido, lo que llevó a atribuir la restauración a una intervención angélica.

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